La caquexia asociada al cáncer es un síndrome complejo y multifactorial que afecta a una gran proporción de pacientes con cáncer avanzado. Este estado se caracteriza por la pérdida severa de peso, masa muscular y fuerza, acompañado de fatiga y alteraciones metabólicas que no se pueden revertir completamente con soporte nutricional convvencional. En este contexto, el ejercicio físico ha emergido como una intervención prometedora para mitigar sus efectos devastadores. Una revisión sistemática publicada por el Dr. Antonio José Grande y sus colaboradores en la base Cochrane analiza el impacto del ejercicio en la caquexia por cáncer, aportando valiosa evidencia sobre los beneficios de esta intervención no farmacológica.
¿Qué dice la evidencia?
La revisión incluye múltiples ensayos clínicos que investigan el papel del ejercicio físico, ya sea aeróbico, de resistencia o programas combinados, en adultos con caquexia por cáncer. Entre los hallazgos más relevantes destacan:
- Mejora de la masa y función muscular: Los programas de ejercicio, especialmente aquellos que incluyen entrenamiento de resistencia, contribuyen a preservar e incluso aumentar la masa muscular. Esto es crucial para contrarrestar la sarcopenia asociada a la caquexia.
- Reducción de la fatiga: El ejercicio moderado mejora los niveles de energía y disminuye la percepción de fatiga, uno de los síntomas más debilitantes para los pacientes oncológicos.
- Impacto positivo en la calidad de vida: Se observa una mejora significativa en indicadores como la movilidad, la independencia funcional y el bienestar general.
- Seguridad: Aunque se trabaja con una población vulnerable, los programas de ejercicio adaptados muestran una alta tolerancia y baja incidencia de efectos adversos, siempre que sean supervisados por profesionales capacitados.
Mecanismos detrás de los beneficios
El ejercicio influye en múltiples niveles fisiológicos que pueden mitigar la progresión de la caquexia:
- Respuesta inflamatoria: Reduce la liberación de citoquinas inflamatorias como el TNF-α, involucradas en la degradación muscular.
- Metabolismo: Mejora la sensibilidad a la insulina y optimiza el balance energético, ayudando a minimizar la pérdida de tejido magro.
- Respuesta psicológica: Promueve la liberación de endorfinas, disminuyendo el estrés y mejorando el estado anímico.
Consideraciones clave para implementar programas de ejercicio
Los programas de ejercicio deben diseñarse cuidadosamente, teniendo en cuenta la etapa del cáncer, el estado funcional del paciente y las posibles comorbilidades. Algunos puntos esenciales son:
- Evaluación inicial: Antes de comenzar, se debe realizar una valoración clínica exhaustiva para determinar las limitaciones y capacidades individuales.
- Adaptabilidad: La intensidad y el tipo de ejercicio deben ajustarse a la condición del paciente, comenzando con niveles bajos y progresando gradualmente.
- Supervisión profesional: La guía de fisioterapeutas, entrenadores especializados en oncología o personal médico es fundamental para garantizar la seguridad y eficacia del programa.
El ejercicio físico no es solo una intervención segura, sino también efectiva para abordar los múltiples desafíos que plantea la caquexia por cáncer. Su integración en los cuidados oncológicos puede marcar una diferencia significativa en la calidad de vida de los pacientes. Sin embargo, persisten interrogantes sobre la dosis óptima, las modalidades más efectivas y el momento ideal para iniciar estos programas, aspectos que requieren más investigación.
A medida que la evidencia continúa creciendo, es crucial que los equipos médicos incorporen esta estrategia en sus prácticas habituales, ofreciendo a los pacientes una herramienta poderosa para enfrentar los retos del cáncer de manera integral.
Fuente: Exercise for cancer cachexia in adults
Antonio Jose Grande, Valter Silva, Larissa Sawaris Neto, João Pedro Teixeira Basmage, Maria S Peccin, Matthew Maddocks
Editor: Cochrane Pain, Palliative and Supportive Care Group
PMCID: PMC8094916 PMID: 33735441